TINTA MALDITA

Liras flotantes sedientas de versos, sangrando la tinta que yace en mi cuerpo, sendero prohibido que quema por dentro, que agostan las hojas de un alma en secreto.

Grisáceo el tiempo envuelto en tinta sobre el Céfiro, nubíferando, brizando el alma a ras de cielo, vuelta tinta, vuelta nada, vuelta cielo, vuelta tiempo que se llevó mil y un te quiero., en pos menguante el sentimiento, perlan estrellas rocíos de hielo, el empíreo naufraga en mil y un tormentos.
El hedor del recuerdo me asecha a su lecho, esperando incrustarme demonios inciertos, esquirlas filosas sabor a veneno, que a filos su tinta se enfusa en mi pecho.
Sangra mi alma, exuda veneno, agudo principio, final desacierto, tejido en mis dedos que evocan tus besos.
La noche se acaba fluida en el viento, y así mismo los miedos se van en silencio.

Los días descienden, el tiempo no cede, incesante desdicha que quema y me duele, un-divagado mi cuerpo, en las olas se adrede, en un mar de recuerdos de destellos que hieren, en demonios en tinta, plasmados en versos, que al son de sonatas, me rasgaron la piel con su oscuro veneno, rimando mentiras, huracán de lamentos, nadando en las aguas que irrumpe mi cuerpo, tinta maldita, recóndito encelo, vitupero amor incrustado en mi pecho.

Llévate céfiro el hedor del recuerdo y devuelve la vida a todo mi cuerpo, que el empíreo testigue el tormento que llevo por la tinta maldita de su piel y sus besos.